viernes, 8 de enero de 2010

Ascenso a la Nada

Era una escalera inútil. Comenzaba en un terreno desigual y terminaba en una puerta sellada, sin paredes alrededor que la protegieran del sol o la lluvia.
De su padre el castillo apenas quedaba ya un montón de ruinas, pero la escalera sobrevivió al holocausto de las piedras.
Esculpida de una sola pieza en la roca, ha estado ahí durante siglos, dejándose pulir por el viento que la sigue borrando miligramo a miligramo.
Ningún pie la utiliza ya. Va sumiéndose lentamente en la sombra de la sombra del recuerdo. Porque las rocas recuerdan. Memoria caliza.
¿También sueñan?... Sin duda.

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